miércoles, 2 de noviembre de 2011

LOS EMPRENDEDORES: ¡QUE GRAN INVENTO!


De un tiempo a esta parte, veo como el término emprendedor (o “emprendedora” en el género femenino) esta de moda, esta de moda hacer alusión a los emprendedores como los únicos capaces de salvar España, Europa y el mundo de la crisis económica que nos azota, ya que son los que crean riqueza en las naciones, son los que crean empleo en sus empresas etc…

Si nos fijamos en la prensa, y en los programas políticos de los dos grandes partidos, veremos que este término es manido hasta la saciedad, que si “hay que dar ayudas para los emprendedores”, darles exenciones fiscales y un largo etcétera de alusiones a esta nueva clase social que parece ser un dechado de bondad y buenos propósitos.  

No es mi intención en esta entrada de este (casi abandonado) blog, el decir que estos sean malos, o este mal lo que hacen, o que yo crea que no son necesarias personas que arriesguen el capital, propio o prestado, a fin de conseguir lucrarse (factor que no se suele tener en cuenta a la hora de definir a este segmento de la población denominados emprendedores).


Hasta hace no mucho tiempo,  el termino utilizado para definir a quien iniciaba un negocio  eran empresario, no emprendedor, pero el termino se ha cambiado y  la cuestión de cambiar el termino, a mi modo de ver, no es un ejercicio inocente, ya que la palabra empresario esta marcada, digamos que por la “huella” del mundo de  las relaciones laborales, esta marcada o evoca, en ocasiones, especulación, explotación, cierres de empresas con beneficios, convenios colectivos bloqueados… Por otro lado, el concepto “emprendedor” evoca dinamismo, futuro, esperanza, incluso heroicidad.


Si vamos al diccionario de la Real Academia de la lengua define emprendedor como: adj. Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.[1]. Cogiendo esta definición emprendedor no solo debería de ser quien arriesga su capital a fin de obtener mucho más capital (beneficios), es quien se arriesga al azar, se encuentra con dificultades y pese a ello, sigue adelante buscando algo mejor pese a las adversidades que se presentan. Así pues, el termino también se debería aplicar  a los desempleados que diariamente buscan trabajo  donde no lo hay, a los asalariados que se levantan a las  cinco de la mañana para ir a sus puestos de trabajo, a los trabajadores y trabajadoras que se ponen en huelga por una subida salarial o por evitar despidos o recortes, o aquellos que se presentan en unas elecciones sindicales para representar a sus compañeros/as y conseguir mejorar sus condiciones de vida y trabajo, también se les puede aplicar el términos, a todos los seres humanos que año tras año  cruzan o cruzaron el Estrecho de Gibraltar o emigrarón por otro medio buscando una vida mejor, o al estudiante que emprende una difícil carrera universitaria y un largo etcétera de personas, de ciudadanos y ciudadanas que diariamente se enfrentan a dificultades y azares, en ocasiones enormes, pero a los que jamás se les llama, emprendedores ni se dice que tienen la llave para sacar  el país de la crisis.


Han cambiado la terminología, por lo que deberíamos de entender que también debería cambiar las formas o maneras de estos “héroes” del siglo XXI, ¿pero han cambiado? La respuesta, desde mi punto de vista  es ni sí, ni no, ni todo lo contrario. Siguen siendo empresarios, y su objetivo, por otra lado licito, sigue siendo el lucro, pero, seguirá habiendo emprendedores-empresarios que estafen, exploten, expolien a la sociedad que en teoría les debe ayudar y los habrá que cumplan, que tengan sentido común, que busquen cierta justicia en las relaciones laborales de su empresa o sector.

Lo que a todos iguala es que  seguirán necesitando trabajadores y trabajadoras que les hagan el trabajo, que mueva sus maquinas, escriban sus textos o hagan su contabilidad, que generen plusvalías con las que reinvertir y sacar más dinero y crear más empleo, con el cual generar todavía más plusvalías y más riqueza  para sus bolsillos y si son del grupo de los que “cumplen”, repartirán una  parte de esos beneficios con sus trabajadores y generaran riqueza social.

La cuestión, que me viene siempre a la cabeza cuando oigo hablar de las ayudas a las empresas o a los emprendedores  es: ¿merecen todas las mismas ayudas? En mi opinión, el que no cumple con sus obligaciones, fiscales, laborales y sociales, no merece nada y mucho menos ayudas  públicas, ya que en parte gracias a estos “emprendedores” el FOGASA esta lleno de solicitudes de cobro y tenemos cinco millones de desempleados, eso sí el tiene un chalet con piscina  y un Porche aparcado en el garaje.

A modo de conclusión, quiero decir que soy el primero en ser consciente de que sin empresarios, sin empresas, en una economía capitalista no hay empleo, y sin empleo, ya vemos donde estamos.

Por otro lado,  creo que no deberíamos beatificar el término y a las personas a las que se les denomina con él, ya que sin todos los “emprendedores” que a su vez mueven sus fábricas y que dan lo mejor de si mismos en una relación laboral, estas personas que arriesgan su capital jamás podrían emprender nada. Asimismo, creo que hacer alusión con  este termino a más de un “empresario- emprendedor”  que utiliza la ley para buscarle las trampas y explota y expolia a sus trabajadores y trabajadoras, es un insulto al resto de emprendedores- empresarios y una burla  a toda la sociedad.







[1] Diccionario de la RAE